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lunes, abril 19, 2004

Bola 8. 

(En un pool, la semana pasada, hablando con un amigo al que hace mucho no veía…)

-Y tu chico?
- Ahí anda…
-Te puedo preguntar algo?
-Cómo que…
- Qué se siente cuando te penetran?
- jajaja, qué te importa?
- Dale boluda, quiero saber…
- Lo mismo que debe sentir tu novia.
- Pero contame.
- Se siente… para qué me preguntás a mí, preguntale a tu novia, o no te deja?
- No sé, me da cosa, te quiero preguntar a vos.
- Se siente, que algo entra y sale, me gusta, que se yo, te toca jugar a vos.
- Dale. Yo juego vos hablá.
- Se siente la sangre, la piel, el calor, alegría, dolor, muchas cosas.
- Jugá y explicame.
- Ufa. (no metí ninguna bola)
- Sos mala eh? Seguí.
- Se siente la sangre, se siente cómo llega adentro de la vagina, como de golpe baja y se mueve en ese lugar, como puebla cada rincón de los labios y el clítoris. Es un pulso agudo, un latir constante.
- Qué más.
- La piel, la fricción. La piel se siente acariciada, mojada, frotada, estimulada. Da calor. Recibe calor. Se estremece como si se enfriara de repente. Se relaja. Se tensa, todo junto. Vos que sentís?
- No yo quiero que vos me cuentes.
- Meteme la negra así gano yo, dale?
- No, la negra te la voy a meter cuando tenga que ganarte nada más. Seguí.
- Hasta el fondo.
- Qué?
- La penetración hasta el fondo. Moverse en ese lugar, haciendo ochos o círculos con la pelvis… qué placer…
- Por qué?
- Porque se frota la base del pene en los labios, la cabeza en la más profunda zona vaginal, las piernas se abren al máximo, y la cabeza se me vuela…
- Jaja.
- Bueno vos me pediste que te contara. Pasame la tiza.
- Y cuándo acabás?
- Cuando acabo es peor.
- Por qué peor?
- Porque si antes sentía la fricción, los músculos, la sangre, el calor, cuando acabo siento todo y a la vez no siento nada. Me relajo, y a la vez empiezo a tensarme de vuelta, y quiero más.
- Cómo te gusta yegua!
- Ah qué a vos no?
- Si, pero yo no lo digo.
- Te lo digo porque me lo preguntaste. Qué, vos no le decís a tu novia lo que vas sintiendo?
- No.
- Qué boludo. A mí me encanta que me diga todo. Que me pregunte si me gusta, que me diga que le gusta, que me diga que me acaba. Que me haga dar vuelta. Que me goce cuando yo sufro.
- Te la da por atrás… que se siente.
- Es más difícil de explicar todavía. Yo no gozo en sí la penetración anal, porque es incómoda, pero disfruto escuchándolo gemir, pidiéndome que acabe… Gozo el pedirle que me acabe, sentir el calorcito del semen en mí…
- Sos sucia.
- No, no soy sucia. Me gusta ese calor, a fin de cuentas, alivia el dolor que se siente cuando me la mete.
- No me ganes turra.
- Jajajajaja, ahora te la meto.
- Me parece que ahora te la meto yo.
- No no , a vos te faltan un par de bolas. Yo meto la 8 y te gano.
- Si es justamente un par…
- No seas boludo y tirá querés. La próxima la emboco.
- Te calentaste?
- Qué te importa!!!
- Dale, decime o no tiro.
- Siempre que me acuerdo lo que hago me caliento. Vos?
- Si te la puedo meter te digo.
- No no podés, el local se reserva el derecho de admisión.
- Jaja, que forra.
- Si, con forro seguro. Dale, tirá.
- Uy la puta madre. No querés que te la meta?
- ……………. Bola 8 adentro. Gané. Jugamos otro?
- Te la puedo meter?
- No, vos no, no me gusta perder con vos.
- Jaja, que no me tenés fé.
- Si, fé te tengo. Pero ya te dije, el local se reserva el derecho de admisión.

Mierda. Unos meses sin vernos y se me vuelve así de calentón. Será culpa mía?

jueves, abril 08, 2004

Felices Pascuas 


jueves, abril 01, 2004

Un asunto casual... 

Una brisa de brasas ardiendo en la piel.
Una mano que suda la dulzura de los cuerpos al quemarse.
Un relieve perfecto atado a tu cintura.
Un espectro del suelo en mis ojos altivos.
La ropa ha perdido la batalla de tus dedos,
los dedos se adentran en mis zonas ocultas.
La lengua husmea lugares indebidos
mientras mi voz se retuerce en gritos y gemidos.
Absorbo inconsciente parte de ese elixir,
absorbes paciente el sueño del olvido.
La noche se escapa, corriendo tras mis piernas,
y la luz me oculta de posibles hastíos.

Un encuentro casual, redefinido en versos que tienden a sobrellevar una experiencia, que a decir verdad, a veces prefiero olvidar. Pero quién quita le sensación de adentro del cuerpo? Quién es capaz de exorcizar el orgasmo que sólo se puede sentir esa única e irrepetible noche, donde nada es de nadie y todo es para mí? Los dedos se confunden en la piel dolorida de caricias pasadas, y a la vez marcan nuevos caminos que quedaran en desuso. Entre mis labios guardo secretos. Entre mis dedos anhelo tus manos. Entre mis secretos guardo este episodio, que él no tiene por qué saber. Entre mis manos deslizo estas líneas, y entre mis piernas nada de esa noche ha de volver.

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