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viernes, noviembre 28, 2003

Hace un par de martes vino. Hacía un tiempo que no lo veía, y a pesar de un par de lágrimas, los besos encendieron. Me besó, bajó sus manos, las dirigió a mi vagina. Lo particular de ésta vez en que vino, es que mi papá trabajaba medio día, e iba a pasar por mi casa. Aún así él accedió a venir, y ya estábamos calentándonos cuando lo recordé y prendí la radio al máximo, ubicándola cerca de la puerta que cerré con llave. Volvimos a lo que nuestro. Empezó a bajarme el pantalón, y subirme la remera... hasta que se levantó y se empezó a desnudar él. Terminé de sacarme la ropa, y besé su miembro, lamiendo la punta, los costados, hasta meterlo todo. Estaba con muchas ganas, por lo que enseguida quiso penetrarme. Me acomodé, y le dije que no me dejara gritar, pero que me hiciera gritar; me miró se sonrió, y me penetró. Al principio despacio, rítmicamente, y aumentando la velocidad, la metió hasta el fondo...en ese momento no pude evitar largar un grito de placer, a lo que él atinó a taparme la boca, sonreírse, y decirme: “no, no vas a gritar”. Me la daba hasta el fondo, y se sonreía de placer de mis intentos de gritos ahogados en su mano... mano que por cierto lamía cuando podía respirar un poco... Me tuvo así hasta que acabó, me destapó la boca, y me dijo: “no ibas a gritar”. Me sonreí, lo abrasé, lo besé... y empecé a tocarle la entrepierna haciéndole cosquillas... Se fue calentando de vuelta, y volví a besar su pene, nuevamente erecto, a masajearlo... Volví a acomodarme, y me advirtió “si gritás te la saco”, “no puedo no gritar” le dije... Volvió a penetrarme, y en el momento en que me la dio hasta el fondo traté de aguantar, pero le pedí que me tapara la boca. Me cogió mientras me tapaba la boca, y yo disfrutaba el doble... Después me besó el pecho, me dio vuelta, y lo hizo por atrás... ahí si que no me pudo callar...
Nunca me había tapado la boca, pero me calentó enormemente que lo hiciera... Tengo esa cosa rara de que me gusta que me obligue despacito (y no tanto) a hacer algo, a que me ponga contra la pared, a que ponga su mano entre mis piernas cuando trato de caminar havia la pieza... y ahora que me tape la boca. Me gusta su fuerza en mi, sus palabras, su cuerpo, y su sentidos, todos juntos penetrándome. Si algo me hace gozar de verdad es esa sensibilidad de saber qué cómo cuánto y cuándo hacer, que no todo el mundo tiene. Y me deja peor que una gata en celo cuando queda encerrada aguantándos

martes, noviembre 25, 2003

*En primer lugar, pido disculpas a quien ya había leído estos post, pero me pareció que para que se entienda, debía poner lo que dejé en mi paralelo primero... Así que para acelerar los trámites, acá pongo el resto de los post...y prometo más (nuevo) para el viernes, u hoy, si me da el tiempo. Gracias. Que lo disfruten...

1- A veces no entiendo la naturaleza del placer; pero aun así me gusta definir la piel como todo aquello que puede ser lamido, tocado, besado y marcado. Tal vez por eso, me encanta que me mimen de modos varios, porque la sensación es única.
Recuerdo que esa primera vez que me toco fue especial por muchos motivos: lógicamente yo ya me había explorado, pero las manos ajenas tienen un tacto tan diferente que las hace sentirse mas profundas, más hábiles, más deseadas; me detengo en la exploración.
Uno debe conocerse a si mismo - me remitiré esta vez solo al conocimiento físico -, para poder determinar los gustos sobre el cuerpo; porque si nosotros no somos capaces de darnos placer, quien entonces? las manos son el arma mas efectiva a la hora de explorar. La destreza con la que deben deslizarse hace del tacto un sentido muy placentero: hace bastante que gozo de los beneficios. Deslizar suavemente en la entrepierna, mover ahí los dedos, hacerlos entrar a la vagina, palpar el clítoris ( órgano minúsculo pero maravilloso si los hay ), y dejarse llevar por esa sensación de tranquilidad /éxtasis que gana en ese momento. Otro segmento de piel muy cariñoso es el que se encuentra en el pecho, mas específicamente en la zona de los pezones. Y no solo para mujeres es esto: los pezones masculinos tienen una alta sensibilidad digna de exploración. Y el placer de masturbarse es único, exclusivo e ilimitado, casi inimitable.
Pero la masturbación suele ser tomada a mal ( sobre todo cuando se trata de mujeres), como si fuera algo malo. Y sostengo que sin conocer nuestros propios puntos de placer , no vamos a ser capaces de dar placer a otro.
Esa primera vez que tuve sexo , tuvo el extra de una larga masturbación que el me hizo a mi , y que yo le hice a él. Tocar su miembro , besarlo, lamerlo, meterlo en mi boca como si no existiera nada mas es precioso. Y ese segmento de piel siempre queda marcado por las secuencias del deseo. Porque no se sentiría igual si solo me hubiera penetrado. La saliva es el elixir de esas ganas -pasión se podría decir-, y cuanto mas se la distribuya, mejor. La lengua es mensajera de ese deseo, y la boca el hogar mas apropiado para el miembro excitado.
El me tocaba y metía sus dedos tan bien, tan rítmicamente , que era inevitable sucumbir a las ganas de hacer el amor. Que no sean lugares visibles normalmente, no implica que no sean merecedores de mucha atención. Lugar tan recóndito , y tan lascivo. Casi vicioso.
Y es tan hermosa la piel, que no me alcanzarían las palabras para definir todo lo que se puede y querría hacer con ella, en toda su extensión...

(Debo aclarar , que recordar las cosas vividas me da ganas de volver a investigar las distintas texturas y altibajos de mi piel...)

2- Sugerir. Amarrarse a la idea de que se puede dar siempre más. Eso es lo que busco ; y si no me equivoco , lo que en mayor a menor medida buscamos todos. Hoy estuve en la estación de Palomar...miraba desde el andén el sitio donde habíamos estado. Note que se veía, pero quiero pensar que la noche nos brindo el justo abrigo y que por lo menos no se distinguían bien las formas. Es mejor que cada uno de esos espectadores que miraban lo que no debían imagine lo que hicimos, que cada uno quemara sus propias neuronas tratando de averiguar que nos mantenía juntos... Sugerimos algo, mostramos esa excitación... involuntariamente. Claro que sabíamos que nos podían ver...pero la situación nos superó. Traté de imaginarme como espectadora, y descubrí el placer que les pudo haber provocado mirar. Si bien se veía de lejos, la intención se notaría. Y la verdad es que sé que si pudiera hacer el tiempo atrás y tuviera que elegir entre cambiar lo que pasó o no, haría lo mismo.
No pude evitar volver a sentir el sabor de su lengua en mi boca, la respiración agitada y las manos exploradoras. Fue como volver a tener todo en mente... y obviamente lo que la mente le sugiere al cuerpo es darse el placer de experimentar cosas. No me puedo olvidar la cara que puse cuando descubrió mis pechos: unos ojos tan deseosos, que no pudo evitar bajar su boca hasta ellos. Tampoco me olvido mi actitud desafiante ante su apelación de que se le hacía tarde y se tenía que ir: me dijo "dejame Guacha", y le respondí, "Guacha sí, dejame no". Hoy la verdad es que disfrute más el viaje. Mi cuerpo solito se encargo de sugerir una afluencia ( pequeña pero no por eso menos importante ) de fluídos mentales y corporales...

3- El tacto. Ese preciado tesoro de piel que se descubre infinitas veces. Cada milímetro de piel se enciende al tacto. Adoro esa secuencia que mis dedos siguen en cada segmento como si buscaran un único camino. Secuencia que por supuesto queda marcada para volver a recorrerse. Me desvío, voy más profundo. Fricciono , relajo, me muevo. Doy todo el calor que me es posible con la mano . Me estanco .Mantengo mi mano en un sitio como si quisiera atravesar la piel . Carne. Calor. Deseo. Quiero masticar y lamer reiteradas veces. Quiero un segmento de su piel en mis manos. Esta rueda experimental nunca me cansa. Me fundo, me mimetizo. Soy su piel y mi piel; soy su sangre en mis venas. Humedad .El calor desborda. Y me quemo . Y quiero llegar al máximo punto de ebullición .
Me guardo cada fragmento en la memoria de mis dedos . Cada temperatura se graba en mi. Y la transmito cada vez que lo toco. Y la transmito cada vez que me toco. Sólo así respiro de esta hermosa adicción . Quiero desmenuzarte con mis dedos otra vez...
( y obviamente " Entre Caníbales " -Soda Stereo-, late en mi cabeza...)


4- Nunca pensé que se me hiciera tan vital saborear la saliva ajena. Tengo muchísimas ganas de verlo. Hoy pensé mucho en él, tal vez demasiado, quizá lo necesario. Me acuerdo que las dos últimas veces que vino, accedí al sexo anal. Después de un año y medio de estar con él, de querer pero de tener miedito (a esto si le tenía algo de miedito), le dije que sí. Bah, en realidad hice lo de siempre: decirle que no, seguido de un sugerente “obligame”. Sólo que esta vez, en lugar de mirarme y volver a preguntarme y quedarse con la penetración vaginal, ese día me dijo “bueno” y me dio vuelta en la cama y me dio sexo anal. Quería que me obligue, lo dejé hacerlo, y disfruté que lo haya hecho.
Yo estaba ahora de espaldas en la cama, y rogaba que no lo hiciera, dado que, en intentos anteriores, me había dolido mucho. Se apoyó sobre mí, y sus palabras para tranquilizarme lograban poco efecto, me decía “dale”, y sólo atiné a pedirle que lo hiciera despacio. Cuando entró, sentí un dolor impresionante que se alternaba con mi pedido de suavidad y sus jadeos. Sentir se respiración en mis oídos, sus brazos envolviéndome para que no tratará de escapar, lograron hacerme alcanzar placer. Yo había acabado anteriormente por lo que la zona estaba debidamente lubricada, y la intensidad del dolor disminuía lentamente. Ya solamente sentía su agitación, mis propios jadeos siguiendo su compás, y su miembro entrando y saliendo. Estuvimos un largo rato así, hasta que finalmente acabó dentro de mí. Y esa sensación del fluido caliente, viscoso, distribuido generosamente, fue única. A pesar del dolor, alcancé el orgasmo, y la certeza de haber sido obligada tan bien, tan dulcemente, me hizo sentir estupenda. Le di todo lo que tenía para dar; espero sepa valorarlo.
Cuando una vez le comenté a una ex-compañera lo que había pasado el día que lo conocí, me dijo que actué como una puta, sólo porque seguí mis instintos. Y estoy segura de que si ella leyera esto, me lo volvería a decir. Yo me sentí bien por todas las cosas que hice y hago con él. Y para todo aquel al que le quede duda, no me queda más remedio que decirle que sí, que soy su puta, pero la más feliz del mundo en serlo.


Gracias a todos otra vez por el aguante...espero hayan disfrutado. Besos.



viernes, noviembre 21, 2003

Y llegó ese tercer domingo; prácticamente planeado, dado que él vendría directamente a mi casa; me dispuse sin miedos a esperar su llegada. Todavía no entendía por qué lo deseaba tanto. El tema de las charlas telefónicas anteriores a esa tarde, llegaba a ser siempre el mismo: que yo no me había dejado medir completamente y que él quería medirme. Conciente de lo que pasaba y sin muchas vueltas, me preparé desde el momento en que salió mi mamá. La casa estaba vacía como siempre, pero con un aire repleto de la adrenalina que yo exhalaba, se hicieron eternos los movimientos de la aguja , pero aún así llegaron las cinco PM, y junto con la hora , llego él.
Hablamos, pero sin poder sacarnos la visa de los ojos: el imaginaba mi reacción ante cualquier propuesta, y yo adivinaba su intención. Pasamos a la cocina, y en un nuevo vaivén de palabras, volvió a desafiarme, a tantear mi pecho y besarme profundamente. Y yo no quería decirle que no.
Irónicamente (quizás porque busqué comodidad) nos dirigimos a la pieza de mis padres. No sólo iba a hacer algo que ellos no aceptarían, sino que además lo iba a hacer en su cama. Y esa cosa de poder quebrantar sus límites me dio mucha más satisfacción.
Me abrazó mientras me besaba y deslizó sus manos dentro de mi camisa, comenzó a desabrocharla, y se paró para apagar la luz. Distinguiéndose ahora sólo sombras y algunos reflejos, profundizándose más las sensaciones, bajo su boca hacia mis pechos. Los recorrió con su lengua, los tocó, los besó, de una forma tan indescriptible, que aún hoy no sé explicar bien qué es lo que hace con su boca, sus dientes y su lengua. Me terminé de sacar la camisa y el corpiño, y vi que se bajaba los pantalones. El miembro erecto se distinguía, y fue más que tentador meterlo golosamente en mi boca. Me recorrió un par de veces la vagina con las manos, hasta que se dispuso a penetrarme. Y me besó tan dulce, que no sentí dolor .Al contrario, fue hermoso. Con juegos previos similares, lo hicimos dos veces más. Pero como el tiempo sigue siendo un tirano, y desde que él había llegado la hora nos corría en contra, no pudimos hacer nada más.
La mayoría de las mujeres que conozco me han dicho siempre que la primera vez que se tiene sexo es dolorosa, que su primera vez fue horrible por el dolor y demás calamidades .Ignoro por qué no sentí dolor. Quizás ellas no tenían su organismo predispuesto, o el miedo a pensar que algo se rompe, como si se lastimara, fue lo que les hizo doler realmente. Quizás mi cuerpo entendió que no iba a ser dañado y por eso accedió a la penetración ;porque yo no tenía miedo y quería hacerlo.
Nunca ví animal más quejumbroso que el humano, que se queja incluso cuando le dan placer.

"O tal vez haya sigo el hipnotismo de un flagelo, dulce, tan dulce; que cuando el cuerpo no esperó lo que llaman amor, más pidió y vivió una canción animal..."
( fragmento modificado de "Canción Animal", de Soda Stereo )

miércoles, noviembre 19, 2003

La verdad es que esto de Internet me ha traído muchas satisfacciones, entre las cuales la que mas valoro es el tipo de relación que se establece entre personas, hasta un primer momento , desconocidas entre si. Cabe que destaque la amistad , pero esta vez quiero explayar algo que me tiene desconcertada por momentos, y a la vez, feliz de mantener desde hace ya mas de un año.
Sin ninguna idea previa, me dispuse a meterme al chat donde tradicionalmente entraba, sin mas intenciones que hablar y dispersar un poco la mente. Pero ,como suele suceder en los chats una vez entrada la madrugada, la mayoría de la gente trata de pasar el rato hablando de un tema que , desde mi punto de vista, si no esta bien hablado o al menos, no tratado como algo vulgar, es interesante , y es el sexo. Esa noche, fría por cierto, estaba con una compañera de colegio, ella con todas las ganas de aprender a navegar, y yo con todas las ganas de encontrar a alguien interesante. Y vaya a saber por que el destino me cruzo con quien yo esperaba. Al principio hablando vulgarmente , luego profundizando en cada uno, expresando deseos, plasmando vivencias...en una charla de mas de cuatro horas. Dejándonos los mails de cada uno, quedamos en "encontrarnos" otra vez... Entre conexiones que se cortaron, correos que jamás llegaron, palabras sueltas y frases sin entender, arreglamos para vernos, mas o menos un mes después de aquella noche.
Domingo , frío también ( valga aclarar que estaba en el mes de abril), yo llegue tarde -una maldita costumbre que aun no logro erradicar- y ahí lo encontré: todas la palabras, toda la imaginación se concentro en no equivocar a la persona a la que me dirigía mientras caminaba. El , sentado sobre los escalones de la estación de tren de Palomar, alzo la mirada, y haciendo gesto con su mano, señalo el reloj: fue la primer señal, mi vista y mi intuición no se equivocaban. Después de un largo rato de hablar de temas varios, tocar los problemas de mi casa me puso mal, y , buscando una sonrisa, el evoco a recordarme que al escucharme por teléfono lo excitaba mi voz, y un par de cosas que yo le había comentado. No recuerdo quien me dijo que el tamaño de las manos y del pie se relacionaba con el tamaño del pene, y yo , que me encanta por naturaleza seducir, se lo comente en una de las largas charlas telefónicas. Y bueno, tratando de hacerme sonreír ( cosa que logro) empezó a cargarme diciendo que mire las manos de quienes pasaban, hasta que me metí con su medida. Le pregunte si la sabia y ante mi proposición , me dijo que le hacia falta una mano, y yo ignoro por que atine a darle mi mano y concretar el tema. Ante mi sorpresa , me indico donde comenzaba su miembro y propuso medirme a mi. Considerando que estábamos en el frente de la estación, nos dirigimos hacia los fondos, un lugar mas oscuro lógicamente, y ante su tanteo a mi pecho, la única respuesta fue la excitación de ambos, y un beso tan indescriptible y profundo, que nos dejamos llevar. Así en los fondos de la estación, pude tantear yo también el pene que había tocado desde sus pantalones; así sin pensarlo nomás, me encontraba con el hombre que me mantuvo despierto casi toda la noche... desde la red, y que no me deja dormir sin pensar en el desde entonces. Pasamos un buen rato ahí, tocándolo, tratando de que el tiempo no pasara...Pero como el tiempo pasa y la noche se nos había venido encima, los dos volvimos a nuestras casas.
El domingo siguiente estaba planeado vía mail: nos encontrábamos en la estación (ahora la de Haedo), a las 7:00 PM. Pero el reloj y los trenes fallaron, y esta vez todo parecía indicar que no nos íbamos a ver... yo había llegado tarde, y pensando que el ya se había ido, volví a mi casa. Sonó el teléfono y explicándome que había perdido el tren, le di la dirección de mi casa para que viniera. Y vino. Y nos buscamos, y nos encontramos parcialmente. Similares movimientos, distintas formas de acariciarnos, de besarnos, de besar su miembro, de desearnos... pero sin penetración, esa llegaría un domingo después. Maldito el tiempo y el espacio que no se dejan conjurar a nuestro antojo...

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