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domingo, febrero 15, 2004

ASÍ ES EL CALOR…

Sofocante, arrollador… pero hay maneras de tratar de calmarlo, aún estando sola. Si hay algo del verano que me gusta, es que me da la oportunidad de “maguerearme” en el patio de mi casa. ¿A qué me refiero con eso?, a disfrutar de una ducha al aire libre, en el fondo de mi casa, mojando mi cuerpo con el agua a temperatura ambiente que sale de la manguera. Salir, lavarme el pelo primero; sacarme la remera que tenga puesta, y empezar a mojar mis pechos ahora desnudos con el agua fresca. Enjabonarlos y seguir disfrutando el agua entre mis piernas. Sentarme entonces en el piso, y enjuagar cada rincón, cada segmento. La luz del sol resplandeciendo en las gotas de agua que chorrean de mi cuerpo, de mis manos, de mis brazos, de mi espalda. Satisfacer la boca con esa humedad. Deslizar el chorro sobre mí. El aire suave atraviesa la piel, como si no existiera un límite entre lo interno y lo externo…Una vez terminada de bañar, dejar que el mismo aire me seque rápidamente, como una toalla sedosa entre mis dedos, entre mis piernas. Y si, podrían verme si están en sus techos, o si se asomaran indiscretamente. Pero, a quién le importa?, yo no espío a nadie… y si me espían a mí, tienen dos opciones: seguir mirando en silencio, o tener un repentino ataque de moral que los haga apartar la vista. Por lo pronto, yo seguiré disfrutando de estos baños lo más que pueda… Así es el calor…

ENCIENDE MI FUEGO…

O existen otras formas de apagar el agobiante calor del verano, o incrementarlo más aún… pero de una forma que no se siente, ni molesta… El placer es el calor que yo emano, que despido sin reservas cuando me siento bien. Mirarte a los ojos me despoja de toda ropa sin siquiera tener nada encima. Besarte, es seguir desnudando mi alma. Me toca despacio, y la humedad de ambos empieza a florecer. La respiración entrecortada exige que me recueste en la cama, mientras él juega con sus manos entre medio de mis piernas, como anteriormente lo había hecho el agua, pero más profundo, más fuerte, con la pasión de la carne humana. Su cuerpo desnudo lo hace ver más grande, más dulce. Quiero sorberlo para saciar mi sed. Tomo su pene con mi boca, y lo succiono, lo chupo lo más que puedo. Sus ojos me miran hasta cerrarse de manera inevitable; lo disfruta, y lo disfruto. Empuja mi torso hacia atrás, y abro las piernas sin objeción. Me penetra lentamente, goza el instante en que le pido que la meta toda. Se apoya sobre mí, y empieza a mover su cuerpo sobre el mío haciendo círculos con su cadera. Me coge más fuerte más profundo, y mis dedos recorren su espalda transpirada, y mis oídos disfrutan sus gemidos, y mi boca grita de placer. De golpe las fuerzas de ambos parecen perecer momentáneamente, y él acaba. Se coloca hacia un costado, y mi boca busca su boca, y sus manos mis pechos. Su boca se desprende para buscar, besar, lamer, mordisquear mis pezones, mis pechos enteros. Su mano juega con mi clítoris, y empieza a meterse en las paredes de mi vagina, humedecidas de sudor y fluídos. Me besa nuevamente, y me acomoda para volver a metermela. Me coge con más fuerza, con más ganas. Siento su pene entrar y salir, y me desgarro en gritos ahogados. Me da vuelta y me envuelve con sus brazos; no puedo escapar. Pero ante mi pedido de clemencia, saca su pene de mi ano, y vuelve a cogerme por la vagina, sin dejar de apretarme, de respirar su placer. Acaba mientras disfruta mis gritos ahora desenfrenados, y se desmorona a mi lado. Como siempre el reloj lo apura. Pero hoy al menos va a tardar un poquito más, porque tiene que lavarse y secar ese sudor que no fue provocado por la temperatura, sino por nuestro propio calor. Así que lo acompaño al baño, le paso la esponja húmeda en su pecho y en su espalda, me agarra las manos, y con su lengua recorre los recovecos de mi boca. Lo dejo cambiarse, y el maldito tiempo no deja de escurrirse por nuestros dedos, él aún está excitado y el bulto se nota sobre sus shorts, motivo por el cual lo tiento a quedarse… Yo tengo muchas ganas de que se quede. Pero bueh, se tiene que ir, pero se va al menos con un cansancio más dulce que el de costumbre. Así es mi calor…

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