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martes, noviembre 23, 2004

MSN? 

J: hola bebé, buenos días.
C: hola, buen día.
J: cómo estas?
C: ahí ando...
J: por dónde estas.
C: cerca de la facultad.
J: la verdad tengo que decirte que solo leí tu página esa vez en que me contaste lo que te hizo ese flaco en la estación.
C: conservo algo de ese tipo de escritura en otro blog, donde personifico a una puta, pero es ficción.
J: si querés material veníte al local.
C: jajaja, y hay buen material?
J: después de que pongas que acabaste tan fuerte que no pudiste contener las lagrimas...
C: ah buenoo
J: bueno te digo que a mi novia le da por llorar cada vez que acaba.
C: y bueh...
J: igual sigo con mi resistencia a flor de piel. Sólo que esta vez practiqué para controlar mi eyaculación a voluntad cuando es hora de volver a casa.
C: resistencia a flor de piel?
J: sí, podemos coger toda la mañana hasta que tengas que irte y me decís me tengo que ir entonces ahí te acabo bien entre los pechos, o te lleno toda la boca o toda la cola.
C: mmmmm, suena sospechoso eso...yo sin forro no no no y no, demasiado peligroso.
J: vos ya te dejaste sin forro.
C: quien te dijo??????????????????????????????????
J: vos me dijiste que por la cola.
C: yo no me deje sin forro, querido, yo me deje sin forro por la cola... pero por la vagina siempre con.
J: y bueno.
C: por la cola no hay peligro, pero si hay dolor, y calculo que después de casi un año, ya se desacostumbro, así que....no es lo mismo nene.
J: pero yo no dije por la vagina y por la cola podemos acostumbrarlo, es cuestión de ir aflojando tensiones a base de mimos y caricias, mucha lengüita y deditos hasta abrirte bien y después despacito hasta que la sientas toda dentro y ahí ya es demasiado tarde para arrepentirse de gozar.
C: mmm no se...,en realidad no lo goce mucho, era mas dolor que otra cosa, era mas disfrutar que al otro le gustaba, no que me gustara a mi...
J: porque no se tomo todo el tiempo del mundo en lubricarte y abrirte bien, en eso hay que ser paciente.
C: sí, puede ser, pero no creo que me guste insisto, si no me gusto a la primera… me es incomodo....debo de tener chiquita esa parte...es que duele mucho, no es el lugar para eso... eso es capricho de hombre nomás, aunque no niego que a algunas les guste, no es mi caso, no tengo la sensibilidad bien puesta ahí...tengo la vagina lo suficientemente grande, como para que ella acapare todo el goce.
J: depende mucho del trato que uno le de al agujero.
C: es que no entiende, en realidad esa zona es insensible a la penetración, en realidad se goza por el dolor nomás, y no soy de gozar cuando me duele, demasiado maricona soy.
J: no se goza por el dolor, eso es mentira, se goza por la sensación, si duele no hay gozo, debe sentirse, y si es insensible esa zona entonces ni siquiera duele, así que la sensación existe, lo que no existe es el placer por el dolor mismo.
C: es insensible al goce, date cuenta que psíquicamente esa zona deja de sentir placer cuando se termina la etapa anal de la sexualidad infantil.
J: entonces mi novia de 33 años esta todavía en la etapa de la sexualidad infantil y vos ya estas arruinada?
C:(esa etapa, se siente placer al cagar, aunque suena feo, al pillar…) jajajjajaa, no, puede que ella no haya terminado de superar esa etapa, y yo si, incluso los hombres que gustan de sexo anal, es porque aun no erradican de su cabeza la idea de que la mujer pare por el orto en vez de la vagina; entonces si pare por el orto, se coge por orto; quien la supera no precisa del sexo anal (ojo, es muy normal que ambas etapas no sean superadas).
J: no bebé yo no pienso que la mujer pare por el orto siento que la mujer se somete y se siente avasallada cuando uno le hace la cola; el goce mío es ver sometida a una mujer a ese estado de degradación.
C: no te digo que lo pienses ahora, te digo que es la idea que inconscientemente se te instaló en la cabeza de chico.
J: es que yo siempre pensé que los bebes salían por adelante, por atrás siempre salio la caca.
C: y sí, obviamente se suma al ideal masculino de superioridad, y someter a la mujer, es su grado máximo de placer, saben que duele, pero esa es la forma de demostrar quien manda. Es que no tenés memoria de lo que te digo, cuando vos pensabas sin darte cuenta que la mujer parió por el orto tendrías 3 o 4 años, y los 5 hay un proceso que se denomina amnesia infantil, que se da porque al entrar al aprendizaje hay que hacer una especie de reset, y dejar espacio para adquirir las conductas que se consideran y establecen por la sociedad como morales. Vos no tenés registro de lo que hiciste a tus dos años, puede que te acuerdes de cosas que por lo general son producto de lo que oíste que hiciste.
J: a los 3 tuve a mi hermanito y ya sabia que salía por adelante.
C: empezás a tener memoria y conciencia de tus actos a partir de los 6 años, puede que lo hayas sabido, pero inconscientemente, la vagina esta atrás. Cuando habías visto una vagina antes de los tres años como para saber que existía???
J: ya la dibujaba.
C: a esa edad la conciencia de los chicos se maneja con la idea del falo...
J: se la tocaba a unas amiguitas…
C: es imposible, esa es tu impresión, si me mostrás un dibujo te creo.
J: les decían las melli.
C: pero no puede haber sido nunca a los tres, y aunque así haya sido, vos a esa edad no tenias ni idea de que por ahí se cogía.
J: no eso no, pensaba que los hijos nacían por amor ,así de la nada.
C: no jodas, no me vas a hacer creer que sabias que por ahí salían los bebes.
J: pero que la mujer cuando amaba al hombre le crecía un nene en la panza y le salía por adelante.
C: si nacían por amor, de la nada, con la semillita o lo que fuere, no podían salir de un lugar determinado, venían de la nada. Por adelante donde si no sabias que ahí había una abertura???
J: si la abertura la conocía.
C: como mucho habrás pensado que salía de la panza.
J: una vez le pregunte a mi mama por donde iba a sacar a mi hermanito y me dijo por el chocho.
C: pero no sabias la profundidad, es una conclusión que un nene de tres años no sabe elaborar. Si vos hiciste eso, acabas de tirar abajo todas las teorías freudianas.
J: le pregunte que era el chocho y me dijo que era lo que tenían las mujeres ahí abajo para orinar.
C: jajajaja, no podes acordarte diálogos de esa edad!!!, debe haber sido después… como sea, yo por el culo, no more. No puede ser a los tres años!!! en serio si te acordás de eso, anda ya con un psicólogo y tiran abajo toda la teoría del psicoanálisis, che. En fin , el culo, olvídalo, sin forro, olvídalo.
J: era más que nada para llenarte de semen la cola pero si querés usamos así estas contenta.
C: pero por la cola no!
J: bueno. Llegado el momento vemos.
C: jajaja... llegará el momento?
J: según como sea la situación, y como te sientas de confiada de que te voy a tratar bien, igual la lengüita y los deditos no van a faltar. Voy a jugar tanto con vos que al menos la puntita vas a querer sentirla apoyada.
C: no sé no sé.
J: vení y lo comprobamos.
C: y cómo estas tan seguro de que me vas a tener en una cama?
J: ah…

Bueno bueno, parece que ya no puedo hablar con mis amigos… Igual no pasó nada (por ahora). Y encima de la charla, se me subió la profesora del alma… y anduve explicando Freud por ahí…

martes, septiembre 07, 2004

Relatos de otro rumbo (I) 

Por mi falta de tiempo hace mucho abandoné este blog... así que como sigo escasa de minutos, iré posteando unos relatos que me mandaron... Besos.

LA SENSUALIDAD DE UNOS GUANTES

Una mañana de frío otoño como la de hoy, pero en Verona me detuve en una pequeñísima tienda de guantes de la más fina confección. Me recibió un italiano exultante y seductor, que tenia un finísimo bigote y un traje oscuro impecable.

Tomó mis manos como si sostuviera un delicado pájaro, con tan amoroso cuidado, que sentí un estremecimiento en todo mi cuerpo y los vellos se me erizaron. Una oleada de perfume dulzón me invadió cuando se inclinó sobre ellas. Creí que iba a besarlas y tuve un instante de pánico, pero se limitó a mirarlas de cerca un largo rato, como quien estudia una escultura. Luego las volteó de modo que mis dorsos descansaran en sus palmas, secas y muy calientes como panes recién horneados. Su índice recorrió, con ligereza y lentitud insoportables las líneas de mi destino, palpó las yemas de mis dedos en el preciso lugar de unión con el universo, trazó un círculo de fuego en torno a mis muñecas... La sangre retumbó en las sienes y él se dio cuenta al instante, porque pudo sentirla palpitando en las venas de mi pulso. Levantó los ojos y me miró sin sonreír. Los dos sabíamos. Creo que dejamos de respirar por un tiempo eterno, hasta que no pude soportarlo más y desvié la cara avergonzada. Murmuró algo en italiano, que a mis oídos sonó a declaración de amor, pero probablemente haya sido el precio de los guantes.

Por fin, reacio, me soltó para buscar en una gaveta un par de guantes de gamuza color sepia, tan suaves como la piel de un recién nacido. Y entonces, con deliberada parsimonia comenzó a ponérmelos, dedo a dedo, mirándome a los ojos, deteniéndose en cada articulación, jadeando, con los labios húmedos. Yo tenia veintitrés años y este caballero algunos más de sesenta, pero nuestras edades de borraron y convertimos en eternidad la ilusión de culpables amantes... fuimos Francesca y Paolo... danzando infinitamente en el Infierno de Dante.

Desde entonces miro con ternura mis manos. Ellas retienen el eco sostenido de la perversa suavidad, la deliciosa sensualidad y la desmesurada excitación de aquel otoño. Ellas lo multiplican en cada caricia.


viernes, mayo 07, 2004

Jueguen... 


lunes, abril 19, 2004

Bola 8. 

(En un pool, la semana pasada, hablando con un amigo al que hace mucho no veía…)

-Y tu chico?
- Ahí anda…
-Te puedo preguntar algo?
-Cómo que…
- Qué se siente cuando te penetran?
- jajaja, qué te importa?
- Dale boluda, quiero saber…
- Lo mismo que debe sentir tu novia.
- Pero contame.
- Se siente… para qué me preguntás a mí, preguntale a tu novia, o no te deja?
- No sé, me da cosa, te quiero preguntar a vos.
- Se siente, que algo entra y sale, me gusta, que se yo, te toca jugar a vos.
- Dale. Yo juego vos hablá.
- Se siente la sangre, la piel, el calor, alegría, dolor, muchas cosas.
- Jugá y explicame.
- Ufa. (no metí ninguna bola)
- Sos mala eh? Seguí.
- Se siente la sangre, se siente cómo llega adentro de la vagina, como de golpe baja y se mueve en ese lugar, como puebla cada rincón de los labios y el clítoris. Es un pulso agudo, un latir constante.
- Qué más.
- La piel, la fricción. La piel se siente acariciada, mojada, frotada, estimulada. Da calor. Recibe calor. Se estremece como si se enfriara de repente. Se relaja. Se tensa, todo junto. Vos que sentís?
- No yo quiero que vos me cuentes.
- Meteme la negra así gano yo, dale?
- No, la negra te la voy a meter cuando tenga que ganarte nada más. Seguí.
- Hasta el fondo.
- Qué?
- La penetración hasta el fondo. Moverse en ese lugar, haciendo ochos o círculos con la pelvis… qué placer…
- Por qué?
- Porque se frota la base del pene en los labios, la cabeza en la más profunda zona vaginal, las piernas se abren al máximo, y la cabeza se me vuela…
- Jaja.
- Bueno vos me pediste que te contara. Pasame la tiza.
- Y cuándo acabás?
- Cuando acabo es peor.
- Por qué peor?
- Porque si antes sentía la fricción, los músculos, la sangre, el calor, cuando acabo siento todo y a la vez no siento nada. Me relajo, y a la vez empiezo a tensarme de vuelta, y quiero más.
- Cómo te gusta yegua!
- Ah qué a vos no?
- Si, pero yo no lo digo.
- Te lo digo porque me lo preguntaste. Qué, vos no le decís a tu novia lo que vas sintiendo?
- No.
- Qué boludo. A mí me encanta que me diga todo. Que me pregunte si me gusta, que me diga que le gusta, que me diga que me acaba. Que me haga dar vuelta. Que me goce cuando yo sufro.
- Te la da por atrás… que se siente.
- Es más difícil de explicar todavía. Yo no gozo en sí la penetración anal, porque es incómoda, pero disfruto escuchándolo gemir, pidiéndome que acabe… Gozo el pedirle que me acabe, sentir el calorcito del semen en mí…
- Sos sucia.
- No, no soy sucia. Me gusta ese calor, a fin de cuentas, alivia el dolor que se siente cuando me la mete.
- No me ganes turra.
- Jajajajaja, ahora te la meto.
- Me parece que ahora te la meto yo.
- No no , a vos te faltan un par de bolas. Yo meto la 8 y te gano.
- Si es justamente un par…
- No seas boludo y tirá querés. La próxima la emboco.
- Te calentaste?
- Qué te importa!!!
- Dale, decime o no tiro.
- Siempre que me acuerdo lo que hago me caliento. Vos?
- Si te la puedo meter te digo.
- No no podés, el local se reserva el derecho de admisión.
- Jaja, que forra.
- Si, con forro seguro. Dale, tirá.
- Uy la puta madre. No querés que te la meta?
- ……………. Bola 8 adentro. Gané. Jugamos otro?
- Te la puedo meter?
- No, vos no, no me gusta perder con vos.
- Jaja, que no me tenés fé.
- Si, fé te tengo. Pero ya te dije, el local se reserva el derecho de admisión.

Mierda. Unos meses sin vernos y se me vuelve así de calentón. Será culpa mía?

jueves, abril 08, 2004

Felices Pascuas 


jueves, abril 01, 2004

Un asunto casual... 

Una brisa de brasas ardiendo en la piel.
Una mano que suda la dulzura de los cuerpos al quemarse.
Un relieve perfecto atado a tu cintura.
Un espectro del suelo en mis ojos altivos.
La ropa ha perdido la batalla de tus dedos,
los dedos se adentran en mis zonas ocultas.
La lengua husmea lugares indebidos
mientras mi voz se retuerce en gritos y gemidos.
Absorbo inconsciente parte de ese elixir,
absorbes paciente el sueño del olvido.
La noche se escapa, corriendo tras mis piernas,
y la luz me oculta de posibles hastíos.

Un encuentro casual, redefinido en versos que tienden a sobrellevar una experiencia, que a decir verdad, a veces prefiero olvidar. Pero quién quita le sensación de adentro del cuerpo? Quién es capaz de exorcizar el orgasmo que sólo se puede sentir esa única e irrepetible noche, donde nada es de nadie y todo es para mí? Los dedos se confunden en la piel dolorida de caricias pasadas, y a la vez marcan nuevos caminos que quedaran en desuso. Entre mis labios guardo secretos. Entre mis dedos anhelo tus manos. Entre mis secretos guardo este episodio, que él no tiene por qué saber. Entre mis manos deslizo estas líneas, y entre mis piernas nada de esa noche ha de volver.

domingo, marzo 14, 2004

El deseo de tener a alguien cerca, pero realmente cerca, adentro de uno mismo, es bastante difícil de explicar. Sí; es difícil definir cómo quiero que las manos se fundan dentro de la piel, cómo deseo comer los despojos de lo que luego del movimiento queda del cuerpo. Meterlo en mi boca, acariciarlo, desearlo y sobre todo, tenerlo. Tenerlo entre las piernas, entre los dedos, entre los dientes. En la punta de la lengua. En la garganta. Gritarlo, gemirlo, amarlo, gozarlo. Sacarlo. Exorcizarlo de mí. Y volver a jugar con él. A deslizar mi lengua entre sus piernas, entres sus entrañas. Acariciar el extremo límite entre la dulzura y la acidez. Tragarlo. Dejar que me maneje como si tuviera hilos de seda, o cuerdas ríspidas que me muevan a su compás, a su ritmo. Hacer que me penetre más, empujarlo para que regrese. Atormentarlo con cosquillas, con besos, con lamidas. Uñas. Garras. Besos. Todo vale. Todo vale si yo lo dejo. Si yo lo quiero. Y sí, yo lo quiero, quiero que me obligue a penetrarme por atrás, quiero que me susurre al oído que acabe. Quiero. Deseo. Exijo. Tomo las riendas y me monto en su cintura. En sus brazos encuentro todo el balance necesario para sentirla toda adentro. Y me dejo voltear, me dejó caer bajo su pecho. Me dejo excitar con los dedos húmedos de mi propio éxtasis en la boca, me dejo amasar cada milímetro. Y me vengo. Aprieto, presiono, muerdo. Pero despacito. Le pido lo que quiero. Y acabo… acabo de confirmar que cada día lo quiero más…

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